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Diálogos con la historia (XXVIII parte)

Data: 

03/04/2011

Fonte: 

Periódico El Sol de México
FIDEL CASTRO. ¡VIVA Y PROSPERE NUESTRA ETERNA AMISTAD!
 
IRKUTSK, 11 de mayo. (De los corresponsales especiales de "Pravda"). En el avión emanan todavía su delicioso aroma las rosas de Uzbekia, recordando la calurosa despedida en Tashkent y abajo corren caudalosos ríos y se extienden los bosques infinitos de la taigá.
 
El "IL-18" que lleva a Fidel Castro aterriza en el aeródromo de Irkutsk. Ante los enviados de la heroica Cuba se abre la portezuela, descubriendo a su vista el mar humano que inunda el aeródromo.
 
Fidel Castro, Primer Ministro de la República de Cuba y sus acompañantes bajan por la escalerilla. Los reciben A. Rudakov, Secretario del CC del PCUS; P. Katsuba, Primer Secretario del Comité Industrial del PCUS de la Región de Irkutsk; S. Schetinin, Primer Secretario del Comité Agrícola del PCUS de la Región de Irkutsk; V. Máltsev, Presidente del Comité Ejecutivo Industrial de la Región de Irkutsk; A. Gritsenko, Presidente del Comité Ejecutivo Agrícola de la Región de Irkutsk y otras personalidades oficiales. Entre las personalidades que han acudido a recibir a Fidel Castro y a sus acompañantes se encuentra Núñez Jiménez, Presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, llegando aquí desde Moscú.
 
A. Gritsenko saluda a los invitados.
 
Responde al saludo Fidel Castro.
 
La Unión Soviética es un país inmenso, dice nuestro amigo cubano. Es tan grande, que sólo podemos conocer una parte de ella. Recibimos miles de telegramas: los soviéticos nos invitan a sus fábricas y a sus hogares. Les agradecemos profundamente esos gestos, pero lamentablemente, no estamos en condiciones de responder a sus gentiles invitaciones. Hemos estado ya en Múrmansk, Moscú, Volvogrado, Tashkent y Samarkanda. En esas ciudades hemos comprobado que todo el pueblo soviético, conducido por el Partido Comunista, realiza grandes tareas. Los soviéticos viven desparramados en un extenso territorio, pero están estrechamente unidos por una misma meta revolucionaria.
 
Nos produce una impresión imborrable el pueblo soviético, su entusiasmo, su comprensión del deber internacional.
 
Castro ha dicho que por todas las partes han sentido y visto expresiones de solidaridad y amistad hacia ellos. Han visto como el pueblo del gran país manifiesta profunda simpatía hacia un pequeño y lejano país que, hace relativamente poco, se ha colocado en el camino de la Revolución Socialista. Ha dicho que éste es un gran estímulo inspirador para ellos y para otros pueblos.
 
Fidel Castro ha dado las gracias cordiales por la acogida calurosa y cordial que los trabajadores de Irkutsk le han prestado a él y a todos los compañeros cubanos.
 
Ha dicho que ahora en La Habana comienza a amanecer y que en Liberia es hora de ir a dormir. No sabe como medir la distancia, si por kilómetros o por horas, entre La Habana y Moscú hay una diferencia de 13 horas. Pero ahora nada separa a Irkutsk de La Habana, no hay ningún kilómetro de distancia entre los siberianos y los cubanos.
 
¡Qué viva y se glorifique la amistad eterna de los siberianos y cubanos!
 
El discurso de Fidel es interrumpido reiteradas veces por atronadores aplausos y gritos de "¡Viva Cuba! ¡Viva Fidel!"
 
Los invitados se dirigen a los coches. A lo largo de los siete kilómetros que separan el aeródromo de la residencia, los automóviles parecen flotar en un río humano.
 
Hacia el coche abierto en que van Fidel Castro, A. Rudakov y sus acompañantes se tienden miles de manos con flores y banderines. En pos del cortejo siguen sonando largamente aclamaciones y saludos: "¡Viva Cuba! ¡Viva Fidel! ¡Amistad!".
 
Por la tarde, Fidel Castro y otros camaradas cubanos fueron a descansar a orillas del Baikal.
 
IRKUTSK, 12 de mayo. (De los corresponsales especiales de "Pravda"). Esta mañana, Fidel Castro ha ido a la orilla del Baikal para contemplar el gran lago siberiano.
 
Al Primer Ministro de la República de Cuba se acercó el estudiante Guennadi Alexándrov, de la Facultad de Ganadería del Instituto Agrícola de Irkutsk. Llevaba Guennadi en brazos un lanoso osezno que regaló a Fidel Castro. Nuestro gran amigo cubano agradeció calurosamente el regalo a Guennadi y le dio inmediatamente al osezno el nombre de "Baikal".
 
Los invitados pasearon en lancha motora por el lago y visitaron el puerto de Baikal. La lancha se acercó a la orilla en un lugar en que humeaba una hoguera. Fidel saludó a los pescadores sentados al amor de la lumbre.
 
Uno de los pescadores dijo, al saludar al querido huésped, que para ellos era un gran honor recibir en su tierra al glorioso héroe de Cuba. Fidel respondió que los héroes eran los obreros y los campesinos, el pueblo, que realiza grandes hazañas. Nos iluminaron el camino las grandes ideas de Marx, Engels y Lenin y de nuestro gran patriota José Martí, añadió Fidel Castro. Ellos nos han enseñado qué hay que hacer y cómo procede hacerlo.
 
Diga al pueblo cubano -pidieron los pescadores a Fidel Castro- que los siberianos, como todos los demás soviéticos, estaremos siempre con ustedes.
 
Los pescadores convidan a Fidel a comer tímalos asados a la brasa.
 
Magnífico pescado -comenta Fidel- y luego se interesa por los pormenores de la industria pesquera y examina los aparejos.
 
Posteriormente, Fidel Castro y sus acompañantes visitan la central hidroeléctrica de Irkutsk, la primera del país en ganar el título de empresa de trabajo comunista. El Primer Ministro de la República de Cuba visita la sala de máquinas y examina el cuadro de mando.
 
A las diez de la mañana, hora local, Fidel Castro y los demás amigos cubanos salen de Irkutsk en un tren especial con dirección a Bratsk. Al héroe nacional cubano lo acompañan A. Rudakov, Secretario del Comité Central del PCUS; S. Schetinin y P. Katsuba, Primeros Secretarios de los Comités del PCUS de la Región de Irkutsk, V. Kuznietsov, Primer Viceministro de Negocios Extranjeros de la URSS; A. Gritsenko y V. Máltsev, Presidentes de los Comités Ejecutivos del los Soviets de Diputados de los Trabajadores de la Región de Irkutsk y otras personalidades oficiales.
 
Miles de habitantes de la ciudad despiden calurosamente a Fidel Castro en la estación de Irkutsk. Los obreros de la fábrica de aluminio de Irkutsk le entregaron un diploma de metalúrgico honorífico y le regalaron un sombrero de fieltro de los que usan los fundidores. Dijeron al Primer Ministro de la República de Cuba que, por decisión de los obreros, lo habían inscrito para siempre en la lista de los miembros del equipo vencedor en la emulación socialista. Se hace también entrega a Fidel Castro de una medalla conmemorativa fundida de aluminio de Irkutsk. Representantes de las mujeres de Irkutsk pidieron al camarada Castro que transmitiera a las mujeres cubanas una bandera que habían bordado para ellas.
 
El tren avanza acompañado de las aclamaciones del público.