Discurso íntegro de Nicolás Maduro Moros, presidente de la República Bolivariana de Venezuela
Palabras de Nicolás Maduro Moros, presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Queridos compañeros, compañeras:
Es impresionante la manifestación de amor del pueblo cubano de La Habana y del pueblo de Cuba en esta noche gloriosa de historia grande de la Patria común (Aplausos). Se desbordó La Habana de amor de la juventud, de las mujeres, de los militares (Aplausos); de amor fideliano.
¡Fidel, Fidel, qué tiene Fidel! (Exclamaciones de: “¡Qué los imperialistas no pueden con él!”)
No pudieron, ni podrán. No pudieron con Fidel, ni podrán con el pueblo de Cuba, ni con los sueños de esperanza y de vida de la Patria grande (Aplausos y consignas) No me provoquen (Exclamaciones de: “¡Maduro, Maduro, a los yanquis dale duro!”)
¡Qué viva Fidel! (Exclamaciones de “¡Viva!”)
¡Qué viva Chávez! (Exclamaciones de “¡Viva!”)
¡Venceremos! (Exclamaciones de: “¡Venceremos!”)
Es impresionante de verdad, le estaba diciendo a Raúl, nuestro querido hermano mayor, general de Ejército, presidente del Consejo de Estado y de Ministros y presidente del corazón de Cuba, nuestro hermano Raúl Castro Ruz (Aplausos), que no había mejor forma de decirle hasta pronto, hasta siempre a Fidel, que lo que se ha hecho en esta plaza llena de energía histórica, de páginas escritas durante seis décadas de batalla, al escuchar la fuerza de las ideas de la diversidad cultural, política del mundo; líderes, lideresas, gobiernos, hombres y mujeres de cinco continentes han venido a decir en todos los idiomas del planeta Tierra: ¡Fidel, hasta siempre! ¡Fidel, presente! (Aplausos.)
Y nosotros hemos venido en una delegación llena de amor, de agradecimiento, porque nos consideramos hijos de Chávez, y ser hijos de Chávez es representar lo más grande de lo que asumió nuestro Comandante, porque él se asumió hijo de Fidel Castro Ruz, de sus ideas y de su ejemplo (Aplausos).
Como decía Daniel Ortega: Comandante invicto. Daniel acaba de romper el récord en una victoria electoral de casi 80% del voto del pueblo nicaragüense (Aplausos).
Cuando parecía que las luces se apagaban en el mundo surgió la fuerza de Bolívar otra vez, 4 de febrero de 1992, nuestro invicto Comandante Hugo Chávez, y no había terminado de salir de la cárcel de la dignidad, cuando lo primero que hizo fue preparar sus maletas y venirse hasta Cuba, 1994, a saludar al Comandante de la dignidad de América Latina y el Caribe, Fidel Castro (Aplausos). No hubo un día que desde aquella época la prensa burguesa e imperialista no le dijeran: Fidel, el abrazo de no sé qué cosa, le decían, y siempre Chávez nos decía: “La señal está marcada, la Revolución Bolivariana que apenas nace es hermana del alma y de la historia de la Revolución Cubana.” Así ha sido, así será por ahora y para siempre por designio de los gigantes que nos fundaron.
Hoy hemos venido en una delegación llena de esa carga, de ese amor, y quiero hablar en nombre de la voz de millones, está presente en la delegación de la República Bolivariana de Venezuela, el compañero hermano mayor del Comandante Chávez, Adán Chávez Frías; sus dos hijas: Rosa, María (Aplausos). Por nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana el general en jefe, Vladimir Padrino; la almiranta en jefa, Carmen Meléndez; el diputado Elías Jaua; el gobernador Tarek; el embajador Rafael Ramírez; el periodista Ernesto Villegas y Walter Martínez, que anda por ahí; una delegación cívico-militar y con ese espíritu.
Hemos venido aquí a este lugar sagrado para honrar al eterno joven, al eterno soñador, al eterno rebelde. De la Patria de Bolívar y de Chávez traigo una voz, Comandante, una voz que lleva en sí millones de voces para decirle con la mayor admiración y la mayor gratitud: ¡Comandante, misión cumplida, misión cumplida, sí, plena y espléndidamente cumplida! (Aplausos.)
Hoy con tu partida, Fidel, con su cambio de paisaje, como dijera nuestro cantor Alí Primera, puedo comprender cabalmente aquellas palabras que nos dijera a Evo y a mí el 13 de agosto del año 2015 cuando cumplía 89 años, y en una larga conversación de pronto nos vio a los ojos con su mirada de águila y nos dijo: “Maduro, Evo, yo los acompaño hasta los 90 años” (Aplausos). Y yo le dije sorprendido, porque Fidel todo lo que decía lo cumplía, le dije: “No, Comandante, no nos puede dejar.” Y él me miró con mirada compasiva como de un padre a un niño y me dijo: “Ya yo hice lo que tenía que hacer, ahora les toca a ustedes, Evo, Maduro, a ustedes.” (Aplausos). Contundente, inobjetable. Ahora nos toca a nosotros y a nosotras. ¡Es así, Fidel! (Aplausos.) Él sobrecumplió su misión en esta tierra, la sobrecumplió más allá de las expectativas más grandes que pudiera haber. Pocas vidas han sido tan completas, tan luminosas. Se va invicto, eso es mejor, como dicen ustedes, no se va, se queda invicto entre nosotros, absuelto, ¡absolutamente absuelto por la historia grande de la Patria! (Aplausos.)
Ahora también comprendo otras palabras suyas vertidas en una de las tantas lecciones que hasta ahora no hace mucho nos impartió y que fueron publicadas en el año 2007 bajo el título Reflexiones del compañero Fidel, y nos decía, sobre todo a la juventud, a los más jóvenes, a los niños y a las niñas que ya levantan con su conciencia este tiempo: “De no existir la convicción del valor de la conciencia y su capacidad de prevalecer sobre los instintos, no se podría expresar siquiera la esperanza de cambios en cualquier período de la brevísima historia del hombre.”
Fidel siempre estuvo seguro del valor de su propia conciencia, lo estuvo con fidelísima convicción para honrar así su propio nombre de pila, de tal seguridad venían su increíble coraje histórico, su valentía a toda prueba.
Quiero evocar en esta hora una frase de Víctor Hugo a la que tantas veces hizo referencia nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez Frías, cito: “No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo.” En realidad y en verdad Fidel se hizo una idea invencible a la que le llegó su tiempo y que se extendió en el tiempo de generación en generación en la Patria grande y en toda la humanidad (Aplausos).
Cuando digo Fidel, cuánta historia decimos, tantos nombres, tantos hombres, tantas mujeres, Moncada, Abel, Haydeé, Melba, Raúl, Vilma, Juan Almeida, Granma, Frank, Che, Camilo, Daniel, Sierra Maestra, Girón, las dos Declaraciones de La Habana, la Crisis de Octubre, Martí, Martí, Martí, ¡siempre Martí!, y pare usted de contar cuánta historia y tantos nombres que se agolpan, como vienen en memoria fervorosa de esta Revolución Cubana y de su líder histórico, de la obra magna de este inmenso adalid de su tiempo y de los tiempos que vendrán.
Cuando digo Fidel, digo, en letras mayúsculas: REVOLUCIÓN BOLIVARIANA DEL SIGLO XXI y digo CHÁVEZ, ¡siempre Hugo Chávez, su amado hijo, su entrañable discípulo! (Aplausos.)
Y recuerdo las palabras del Apóstol que usted, Comandante Fidel, Comandante del ALBA encarnó con infinito amor, con infinita generosidad: cuando el Apóstol visitó Caracas en 1881, no habiéndose secado y limpiado el polvo de los caminos, se presentó frente a la estatua del Libertado Simón Bolívar en el centro de Caracas para pronunciar su discurso y siempre recordamos su sentencia: “Deme Venezuela en qué servirla y ella tiene en mí un hijo”, dijo José Martí. Sí, Fidel, un hijo de Venezuela (Aplausos), sí, porque siempre estuvo listo para servirla, para que les llegaran los médicos a los humildes, para que llegaran los entrenadores deportivos a la juventud para sacarla de las drogas y la delincuencia; sí, para que llegaran los alfabetizadores a llevar la educación, la luz, la cultura a nuestro pueblo (Aplausos).
Hijo de Venezuela, Fidel, la gratitud no es tan debida como la admiración, porque sin el apoyo y la solidaridad de la Revolución Cubana en todos los terrenos, en los momentos más difíciles del golpe de Estado del año 2002, de los sabotajes petrolero y la guerra económica del 2003, del intento de intervención por parte del gobierno de George Bush, de los intentos de asesinato del Comandante Chávez, sin el apoyo de la Revolución Cubana y sin su ejemplo de lucha y su inmensa capacidad de solidaridad, hubiese sido sin duda alguna más duro el camino, más lento el avance de nuestra joven Revolución.
Fidel, el amigo entrañable, delgado, sabía también lo que era estar inmerso en un mundo de pura adivinación poética, no tiene entonces nada de extraño que la fecha de su partida, como dijera el presidente Peña Nieto, 25 de noviembre, a 60 años del Granma, no tiene entonces nada de extraño que la fecha de su partida de este plano terrenal coincidiera exactamente con la salida del Granma desde el puerto de Tuxpan, México, un 25 de noviembre de 1956, hace 60 años (Aplausos). Allí iban Fidel, Raúl, el Che y Camilo, y creo, a esta altura de la vida, íbamos todos ya junto con ellos, en sus sueños. Allí iba Fidel al mando de aquella expedición libertaria que cambió el rumbo de la historia de Cuba, de la Patria grande y de la humanidad. Esto no es mera casualidad, creo que es causalidad, como diría ese otro grande de Cuba llamado José Lezama Lima.
Hay que volver a Tuxpan, hay que volver al Granma, hay que partir de nuevo, Raúl, a bordo del Granma cada vez que las circunstancias lo ameriten, cuando los nuevos desafíos y las nuevas batallas por la vida de nuestros pueblos así lo determinen. ¡Fidel se ha embarcado otra vez en el Granma, y vuelve, y volverá por todos los caminos convertido en millones de hombres y mujeres de esta Revolución Cubana que marca el tiempo del futuro! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Yo soy Fidel!”)
Porque hay muchos aprendices de brujo por ahí, con todo mi respeto por los brujos (Risas), pronosticando otra vez a Cuba, que si Cuba va para acá, que si Cuba va para allá. Cuba tiene marcado un destino, una trayectoria histórica, por eso creo que esa trayectoria histórica, con el símbolo de la partida de Fidel, va a ser reafirmada y renovada con nuevos bríos y fuerza revolucionaria y socialista, salida de la profundidad de la ética de un pueblo que ha sabido aprender a hacer su propia historia (Aplausos). Que los aprendices de brujo se dediquen a otra cosa (Exclamaciones.)
Por eso es que creo que hay que volver a Tuxpan, al Granma, como volvía siempre Fidel a su raíz más genuina. Estamos ya en capacidad de descifrar el sentido profundo de unas palabras suyas dichas con fidelísima convicción. Decía Fidel: Ahora comprendo que mi destino no era venir al mundo para descansar al final de mi vida.
Y lo sabemos, Comandante, usted no va a descansar; luego de concluido su periplo existencial en este mundo, como Bolívar, como Martí, como el Che, como Chávez, usted pertenece al linaje de los que se quedan velando. Como Bolívar, como Martí, como el Che, como Chávez, usted tiene mucho que hacer en la Patria Grande todavía, y seguiremos oyendo su voz en redoble de conciencia cuando nos dice: ¡El deber de todo revolucionario es hacer la revolución! (Aplausos.)
Al cumplir sus 80 años, nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez le escribió de puño y letra una hermosísima carta, que sabemos que usted valoraba altamente. De ella extraigo dos párrafos, en los que inspirándose en el memorable poema de Juan Gelman, Fidel, nuestro Comandante nos estaba hablando para hoy y para el porvenir. Cito la carta, dice Chávez: En verdad es gracias a tu ejemplo, Fidel, de dignidad y coraje, que la historia ha agrandado sus portones; quienes afirmaban que esta, la historia, había llegado a su fin, se equivocaron, seguimos y seguiremos entrando tras tus pasos, con tu ejemplo, hacia la definitiva y segunda independencia. Y seguía afirmando Chávez: Pero hay otros portones y son aquellos por los que entran quienes pueden desaparecer físicamente, pero a los que la muerte no pueden ni podrán matar. Son los portones de la inmortalidad, por ahí han pasado Bolívar, Sucre, Artigas, Martí, Sandino, Zapata y el Che, y pare usted de contar, y hacia ellos se encaminarán tus pasos algún día, un día que espero lejano, muy lejano. 13 de agosto del año 2006 (Aplausos).
Los portones de la inmortalidad se abrieron de par en par un inolvidable y doloroso 5 de marzo de 2013, para que pasara adelantado su hijo y discípulo, el Comandante Hugo Chávez.
Son los mismos portones que este 25 de noviembre de 2016 se abrieron de par en par para usted, Comandante, los mismos portones que —como decía Chávez— solo pueden abrir la viva memoria y la gratitud de los pueblos, el amor de millones de hombres y mujeres.
Querido Raúl; querida compañera Dalia; hijos del Comandante, Fidel, Alexis, Alexander, Antonio, Alejandro, Ángel, nietos, nietas; pueblo de Cuba:
Con Martí decimos: La vida humana sería una invención repugnante y bárbara, si estuviera limitada a la vida en la Tierra. Cristianos como somos, así soñamos y así sentimos, y esperamos algún día, como producto de nuestra conducta en la Tierra y en nuestra lucha, aspiramos algún día más allá de esta vida poder volver a ver la sonrisa de estos gigantes: Fidel Castro y Hugo Chávez (Aplausos). Y con ellos, nuestros héroes, se cumple otra máxima martiana. Dice Martí: La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.
¡Misión cumplida, Comandante Fidel Castro! (Aplausos.)
Hoy nos toca a nosotros; les toca a ustedes, mujeres; les toca a ustedes, estudiantes, jóvenes, obreros, profesionales, campesinos, militares patriotas, nos toca a nosotros y a nosotras, hoy nos toca levantar las banderas de la independencia de la Patria Grande; hoy nos toca sostener las banderas de la dignidad y la libertad de los pueblos (Aplausos).
Hoy, Comandante Raúl Castro, ¡a nosotros nos toca llevar las banderas del socialismo bolivariano, martiano, cristiano del siglo XXI, por ellos, para ellos y con ellos! (Aplausos.)
Fidel, tu obra es el faro que iluminará por siempre a los pueblos del mundo. Con el concepto de Revolución lo juramos desde el alma, lo haremos; a pesar de las dificultades lo haremos, seguiremos el camino victorioso de este gran fundador de la Patria Grande (Aplausos).
Raúl, Cuba, a nombre de todo el pueblo cubano, del pueblo venezolano, a nombre del gobierno revolucionario que presido, hoy más que nunca te digo aquí: ¡Cuenta con la Revolución Bolivariana! ¡Cuenta con Venezuela! ¡Hoy más que nunca unidos! ¡Hoy más que nunca juntos para seguir transitando los caminos y abrirle el horizonte al siglo XXI al cual tenemos derecho! (Aplausos.)
Fidel: ¡Hasta la victoria siempre! ¡Venceremos! (Aplausos.)
¡Que viva Cuba libre! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Que viva Fidel! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Que viva Chávez! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Que viva Raúl! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Viva!”)